Bajo tratados negociados durante el siglo XVIII, Francia era el guardián de los Católicos Romanos en el Imperio otomano, mientras que Rusia era el protector de los cristianos ortodoxos. Por varios años, los monjes católicos y ortodoxos se disputaron la posesión de la Basílica de la Natividad y la Iglesia del Santo Sepulcro, en Palestina. Durante los años 1850, ambos lados hicieron demandas que el Sultán no podía satisfacer simultáneamente. En 1853, el Sultán se inclinó a favor de Francia, a pesar de las vehementes protestas de los monjes ortodoxos locales. El zar ruso, Nicolás I, envió un diplomático, el príncipe Ménshikov, en una misión especial al gobierno turco. Por tratados previos, el Sultán, Abd-ul-Mejid I, estaba comprometido a «defender la Religión e Iglesia Cristiana», pero Ménshikov intentó negociar un nuevo tratado, por el cual Rusia podría intervenir cuando considerara la protección del Sultán inadecuada. Al mismo tiempo, el gobierno británico envió un emisario, quien se enteró de las demandas de Ménshikov al llegar. Mediante la diplomacia, Lord Starford convenció al Sultán de rechazar el tratado, el cual comprometía la independencia de los ciudadanos turcos. Poco después de enterarse del fracaso de su negociador, el Zar envió su ejército a Moldavia y a Valaquia, territorios otomanos en los que Rusia era conocida como una guardiana de la Iglesia Ortodoxa, usando como excusa la falta de soluciones por parte del Sultán para proteger los lugares Sagrados. Nicolás I creyó que las potencias europeas no se opondrían a la anexión realizada, especialmente porque Rusia ayudó a sofocar las Revoluciones de 1848. Hasta aquí los motivos considerados oficiales.
No obstante, las motivaciones reales de esta guerra fueron, como en cualquier otra guerra de la edad moderna, geoestratégicas y económicas. El Imperio Ruso no tenia acceso naval al Mar Mediterráneo sin permiso del Imperio Otomano que controlaba los estrechos del Bósforo y de Dardanelos. Desde tiempos de Pedro el Grande, Rusia buscaba la salida al mar. Con Pedro I los rusos habían accedido al Mar Báltico a costa de los suecos y con Catalina II al Mar Negro a costa de los turcos. En ambos mares los rusos habían proyectado una indiscutible hegemonía naval. Ahora Rusia había puesto sus ojos en el Mediterráneo, lo cual no fue del agrado de Francia y del Reino Unido, que mantenían importantes intereses vinculados al dominio naval, como por ejemplo la conexión con las colonias africanas y de oriente medio.
Cuando el zar envió sus tropas a Moldavia y Valaquia, el Reino Unido, buscando proteger la seguridad de su aliado el Imperio Otomano, envió una flota hacia los Dardanelos, donde se le unió una flota francesa. Mientras tanto, las potencias europeas esperaban una solución diplomática. Los representantes de las cuatro grandes potencias neutrales -Reino Unido, Francia, Austria y Prusia-, se reunieron en Viena, donde elaboraron una propuesta que esperaban fuera aceptable para Rusia y el Imperio Otomano. La propuesta contó con el apoyo del zar Nicolás, pero sin embargo fue rechazada por el Sultán Abd-ul-Mejid I, quien sintió que la manera de redacción del documento permitía diferentes interpretaciones. Reino Unido, Francia y Austria estaban unidos proponiendo modificaciones para satisfacer al Sultán, pero sus sugerencias fueron ignoradas en la Corte de San Petersburgo. El Reino Unido y Francia abandonaron la idea de continuar negociando, pero Austria y Prusia no creían que el rechazo justificara cesar las negociaciones.
http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_Crimea
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